Quito, la costa, Guayaquil y Cuenca fueron las piezas que armaron mi rompecabezas ecuatoriano.
Durante mis días en Quito, las montañas reales me atrajeron tanto como las dibujadas por el pincel del más destacado artista ecuatoriano: Oswaldo Guayasamin.
Este quiteño fallecido en 1999, muralista, escultor y dibujante, pertenece al grupo de los artistas latinoamericanos que con su obra denunciaron la violenta y oscura realidad que vivió nuestro continente durante el siglo xx: dictaduras, conflictos armados, miseria, hambre y marginación.
En 1985 Guayasamin comienza a trabajar en su obra más ambiciosa: la Capilla del Hombre; monumento para y sobre la humanidad que toma como base arquitectónica la forma de las piramides mayas y aztecas y como eje conceptual la concepción del mundo de los pueblos desde México hasta la Patagonia.
“Todo será pintado allí como un canto de amor”, soñó Oswaldo. Amor que se siente en el ambiente y que impacta y conmueve a cualquier desprevenido visitante que no haya sido advertido sobre la intensidad y belleza de las obras.
"Hay quien nace viejo y muere de lo mismo, sin enterarse siquiera de su paso por la vida. Hay quien nace y muere joven, eternamente joven, renovador y creativo". O.G.Más info:
http://www.guayasamin.org/pages/index.html
http://www.capilladelhombre.com/
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