Dos inolvidables del Perú: Machu Picchu y la visita en Lima a la Escuela Profesional de Circo La Tarumba
¿Qué se puede escribir sobre la ciudadela Inca que se acerque aunque sea un poco a lo que uno siente cuando descubre ese paisaje por primera vez?
Mejor, solo algunos detalles de color: mi mayor inversión económica de todo el viaje en visitas a zonas arqueológicas; un camino en tren de noche, bordeando un río de caudal furioso y contemplando las sombras mágicas de las montañas; un madrugón y una esforzada caminata para subir al Waynapicchu que fueron recompensados con una hermosa vista del Machu Picchu, el silencio y la paz del paisaje.
Un dato de color oscuro: como dice René de Calle 13 en el documental "Sin Mapa", el negocio alrededor de Machu Picchu hizo que se convirtiera en el Disneylandia de Latinoamérica.
El circuito comercial alrededor de la visita a la ciudad sagrada comienza cuando los turistas llegan a Cusco y compran, junto al obligado gorrito típico, su ticket de tren para viajar desde Ollantaytambo hasta Aguas Calientes*. Una vez ahí continúa el desembolso de soles* para los gastos de alimentación (al doble que en cualquier ciudad peruana), el transporte (en caso de no querer caminar) y el ingreso a la ciudadela, el servicio de guía para realizar el recorrido o el mapa para no perderse y hasta el ingreso a los sanitarios.
Sin la presencia de Mickey y Minnie, por suerte, pero con el merchandising, la desorganización, las largas filas como para ingresar a un parque de diversiones, los tours y el ansia de lucro hasta con el papel higiénico, se le falta el respeto y se le quita un poco la magia y el misterio a este espacio sagrado que por cuatro siglos permaneció oculto para los invasores españoles, y ahora pasó a formar parte de la red de destinos turísticos para visitar velozmente y sin profundizar en su historia y significado.
Sin embargo, con "lado oscuro" y todo, el recuerdo de la primer imagen que tuve cuando mis ojos se encontraron con ese valle imponente ya está bien guardadito en lo profundo de mi memoria.
La Tarumba
Un dato de color oscuro: como dice René de Calle 13 en el documental "Sin Mapa", el negocio alrededor de Machu Picchu hizo que se convirtiera en el Disneylandia de Latinoamérica.
El circuito comercial alrededor de la visita a la ciudad sagrada comienza cuando los turistas llegan a Cusco y compran, junto al obligado gorrito típico, su ticket de tren para viajar desde Ollantaytambo hasta Aguas Calientes*. Una vez ahí continúa el desembolso de soles* para los gastos de alimentación (al doble que en cualquier ciudad peruana), el transporte (en caso de no querer caminar) y el ingreso a la ciudadela, el servicio de guía para realizar el recorrido o el mapa para no perderse y hasta el ingreso a los sanitarios.
Sin la presencia de Mickey y Minnie, por suerte, pero con el merchandising, la desorganización, las largas filas como para ingresar a un parque de diversiones, los tours y el ansia de lucro hasta con el papel higiénico, se le falta el respeto y se le quita un poco la magia y el misterio a este espacio sagrado que por cuatro siglos permaneció oculto para los invasores españoles, y ahora pasó a formar parte de la red de destinos turísticos para visitar velozmente y sin profundizar en su historia y significado.
Sin embargo, con "lado oscuro" y todo, el recuerdo de la primer imagen que tuve cuando mis ojos se encontraron con ese valle imponente ya está bien guardadito en lo profundo de mi memoria.
La Tarumba
Antes de conocer la maravilla Inca, pasé unos días en Lima, ciudad donde me acerqué al proyecto que comenzaron hace 25 años tres artistas callejeros.
La Tarumba es una experiencia de trabajo comunitario que integra el circo, la música y el teatro en una escuela artístico-educativa destinada a niños, adolescentes y jóvenes de todos los estratos sociales de Perú.
Con su propuesta pedagógica integral, los espectáculos y festivales que producen y la Escuela Profesional de Circo Social se paran frente a un mundo donde, en palabras de ellos, “la urgencia es instalar el optimismo, la confianza y la esperanza”.
Con su propuesta pedagógica integral, los espectáculos y festivales que producen y la Escuela Profesional de Circo Social se paran frente a un mundo donde, en palabras de ellos, “la urgencia es instalar el optimismo, la confianza y la esperanza”.
En cada sala de ensayo de la casona del barrio de Miraflores donde tiene su sede La Tarumba, entre tambores, trapecios y juegos teatrales, los chicos de la escuela disfrutan la posibilidad de compartir un proceso de aprendizaje y creación artística transformadora e incluyente donde forman parte de esa corriente de alegría y esperanza que hace más de dos décadas inunda Perú de arte y creatividad.
Un datito más: muestra itinerante La Chalina de la Vida
A través del tejido de una gran chalina, los familiares encontraron una nueva manera de recordar a sus seres queridos y de llamar la atención frente a un Estado y a una sociedad que se han mantenido ajenos a su dolor. Funciona así como ejercicio de memoria y como denuncia social.
Desde el inicio del proyecto hasta hoy se han sumado tejidos de chalinas en todo el Perú y de Inglaterra, Bélgica, Austria, Holanda, Japón, Colombia y Argentina.
Más info en:
http://www.desvela.pe/
http://www.desvela.pe/
*Aguas Calientes: pequeño pueblo cercano a Machu Picchu donde los turistas se hospedan previamente a su visita a la ciudadela.
*Soles: moneda nacional del Perú
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