Luego del regreso a México por un mes, crucé la frontera por el paso de Chetumal, al sur del estado de Quintana Roo, rumbo a Benque Viejo del Carmen, un pueblo en Belice donde vive mi amiga Claudia, la directora de la organización de arte comunitario Caracol.
Al llegar a territorio beliceño, en el puesto de migraciones me ubicaron junto a una pareja de ecuatorianos a un costado de la fila a esperar el turno para acceder a la visa que se necesita para entrar a este país. Luego de unos minutos me atendió una señora bastante cordial que tuvo la amabilidad de hablarme en español (en Belice la mayoría de la población habla en un inglés que en realidad se llama Kriol y es casi inentendible para nosotros), y después de llevarme a una oficina para hacerme algunas preguntas, me cobró los 50 dólares americanos que cuesta la visa. Cuando salí con el sello en el pasaporte que habilita el ingreso a Belice, los ecuatorianos aún seguían esperando que alguien les explique, en español, si les iban a dar la visa o no.
El bus en el que venía desde Chetumal me esperaba con el motor encendido y un chofer con cara de alterado y ansioso, haciéndome señas para que me apure. A mí me espero, pero a los ecuatorianos no; los dejó en la frontera alegando que no se podía atrasar por ellos y que iban a tener que esperar otro bus o hacer todo el camino de regreso para México.
Así fue que como llegué a Belice: corriendo con la mochila y rogando que el bus no me abandone en la frontera.
Varias horas después, y con un trasbordo en Belice City, llegué a Benque Viejo del Carmen, el pueblo ubicado a menos de dos km de la frontera con Guatemala y a ocho de Arenal, la aldea donde se instaló y tiene su sede Caracol.
Conocí a Claudia, Jon, Aidé y Maritza (directores y coordinadoras del proyecto) en el Encuentro Latinoamericano de Juventud y Arte Comunitario en Guatemala en noviembre de 2009 y un mes después volví a encontrarme con Claudia en Costa Rica y Nicaragua.
Sobre el trabajo que hacen ellos en Arenal pueden leer en la pestaña "países" o proximamente sale una nota que escribí sobre Caracol para la revista Tercer Sector de Argentina.
Pasé alrededor de 10 días junto a mis amigos en Belice. La mayoría del tiempo compartiendo con los caracoles y viviendo la cotidianidad de la aldea.
Arenal es una aldea para dos países. Está rodeada de cerros, abundante vegetación y el río Mopán y tiene la particularidad de que la línea fronteriza simbólica entre Belice y Guatemala es un campo de fútbol; allí se juegan partidos internacionales con premios como un cajón de coca-cola.
La convivencia entre ambos "lados" mejoró mucho en los últimos años, en gran parte por el trabajo que Caracol realiza con los niños y jóvenes.
La sensibilización artística y creativa que proponen,no solo repercute en la calidad de vida y cotidianidad de los niños, sino que día a día contribuye en el fortalecimiento del tejido comunitario.
¡¡Muchas gracias a la familia de caracoles por su recibimiento y calidez!!!
En la sección Fotogalería ll hay fotos de una exposición que se realizó en México con las fotos que sacaron los chicos de Caracol.
Al llegar a territorio beliceño, en el puesto de migraciones me ubicaron junto a una pareja de ecuatorianos a un costado de la fila a esperar el turno para acceder a la visa que se necesita para entrar a este país. Luego de unos minutos me atendió una señora bastante cordial que tuvo la amabilidad de hablarme en español (en Belice la mayoría de la población habla en un inglés que en realidad se llama Kriol y es casi inentendible para nosotros), y después de llevarme a una oficina para hacerme algunas preguntas, me cobró los 50 dólares americanos que cuesta la visa. Cuando salí con el sello en el pasaporte que habilita el ingreso a Belice, los ecuatorianos aún seguían esperando que alguien les explique, en español, si les iban a dar la visa o no.
El bus en el que venía desde Chetumal me esperaba con el motor encendido y un chofer con cara de alterado y ansioso, haciéndome señas para que me apure. A mí me espero, pero a los ecuatorianos no; los dejó en la frontera alegando que no se podía atrasar por ellos y que iban a tener que esperar otro bus o hacer todo el camino de regreso para México.
Así fue que como llegué a Belice: corriendo con la mochila y rogando que el bus no me abandone en la frontera.
Varias horas después, y con un trasbordo en Belice City, llegué a Benque Viejo del Carmen, el pueblo ubicado a menos de dos km de la frontera con Guatemala y a ocho de Arenal, la aldea donde se instaló y tiene su sede Caracol.
Conocí a Claudia, Jon, Aidé y Maritza (directores y coordinadoras del proyecto) en el Encuentro Latinoamericano de Juventud y Arte Comunitario en Guatemala en noviembre de 2009 y un mes después volví a encontrarme con Claudia en Costa Rica y Nicaragua.
Sobre el trabajo que hacen ellos en Arenal pueden leer en la pestaña "países" o proximamente sale una nota que escribí sobre Caracol para la revista Tercer Sector de Argentina.
Pasé alrededor de 10 días junto a mis amigos en Belice. La mayoría del tiempo compartiendo con los caracoles y viviendo la cotidianidad de la aldea.
Arenal es una aldea para dos países. Está rodeada de cerros, abundante vegetación y el río Mopán y tiene la particularidad de que la línea fronteriza simbólica entre Belice y Guatemala es un campo de fútbol; allí se juegan partidos internacionales con premios como un cajón de coca-cola.
La convivencia entre ambos "lados" mejoró mucho en los últimos años, en gran parte por el trabajo que Caracol realiza con los niños y jóvenes.
La sensibilización artística y creativa que proponen,no solo repercute en la calidad de vida y cotidianidad de los niños, sino que día a día contribuye en el fortalecimiento del tejido comunitario.
¡¡Muchas gracias a la familia de caracoles por su recibimiento y calidez!!!
En la sección Fotogalería ll hay fotos de una exposición que se realizó en México con las fotos que sacaron los chicos de Caracol.
27 de noviembre de 2010, 11:22
Querida Lauriña, gracias por abrirnos la puerta de entrada a este espacio de tus recuerdos. ¡Qué bonito vernos desde tu mirada!
Un par de datos, ya sabés que los vicios adquiridos a través de los oficios no se pierden fácilmente. 1. Kriol, es como se llama el idioma y es un derivado del inglés, no solamente inglés incomprensible jejejeje. Esperemos que en algún momento se valide como tantos idiomas "maternos" de países colonizados como los nuestros. 2. más difícil aún de determinar para quien no es de por acá, la distancia entre Benque y la frontera es de menos de dos kilómetros; de Benque a Arenal unos 8 kilómetros...
La semana que viene nos conectamos en Arenal y le damos un paseo por casa de la Comunicadora Itinerante a las y los caracoles, que hoy estarán actuando en San Ignacio!!!
Abrazos de Caracolas Gigantes
27 de noviembre de 2010, 15:12
Listo Clau! ya hice los cambios indicados!! Abrazos gigantes!!